Valoracion bienes rusticos castilla y leon
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Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora son las nueve capitales de provincia de la comunidad de Castilla y León, y sus propuestas turísticas permiten al viajero adentrarse en todos los rincones de cada ciudad, descubrir sus catedrales, iglesias o palacios de grandes reyes, así como conocer y disfrutar de los numerosos museos, algunos de ellos de ámbito nacional, recorrer sus calles y barrios cargados de historia o con la huella de grandes personajes, como exploradores, escritores o héroes.
Además, Ávila, Salamanca y Segovia son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, un reconocimiento internacional al importante valor histórico y monumental que atesora cada una de estas ciudades, cuyos valores pervivirán en el tiempo y podrán seguir siendo contemplados por las generaciones futuras.
Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora son las nueve capitales de provincia de la comunidad de Castilla y León, y sus propuestas turísticas permiten al viajero adentrarse en todos los rincones de cada ciudad, descubrir sus catedrales, iglesias o palacios de grandes reyes, así como conocer y disfrutar de los numerosos museos, algunos de ellos de ámbito nacional, recorrer sus calles y barrios cargados de historia o con la huella de grandes personajes, como exploradores, escritores o héroes.
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El Sabor rural en plena ciudad se encuentra en León, cerca de la iglesia de San Isidoro y a 20 minutos a pie del convento de San Marcos, y ofrece un patio con vistas al jardín, un jardín y una terraza. El establecimiento se encuentra a 1,3 km de la catedral de León y a 0,8 km del Auditorio Ciudad de León.
El apartamento cuenta con reproductor de DVD, cocina con lavavajillas, microondas y nevera, sala de estar con zona de estar y zona de comedor, 2 dormitorios y 1 baño con bidet y ducha. Hay una TV de pantalla plana con canales vía satélite.
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Castilla y León es una región europea importante en la industria del automóvil y juega un papel crucial a nivel nacional, tanto en cantidad como en calidad. Más del 20% de los vehículos de producción nacional se fabrican en Castilla y León, que cuenta con algunas de las plantas de automoción más productivas de Europa y de España.
Esta región ocupa el tercer lugar a nivel nacional en la industria agroalimentaria, en número de empresas y en volumen de negocio, que ronda el 10% del total nacional, lo que confirma que es un actor importante en la agroalimentación, especialmente en las industrias cárnica, láctea y de alimentación animal. Además, Castilla y León cuenta con cerca de 65 Denominaciones de Origen, Indicaciones Geográficas Protegidas, Marcas Garantizadas y Vinos de Calidad oficialmente reconocidas que reafirman su objetivo de excelencia en los productos agrarios.
Las grandes corporaciones agroalimentarias internacionales presentes en Castilla y León, junto con las empresas locales altamente especializadas y centradas en la innovación y la adaptación al mercado, crean una potente cadena de valor que convierte a la región en un polo agroalimentario ideal para las inversiones.
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Castilla y León es una región típica de los territorios rurales profundos de Europa. Con casi 95.000 km2 y sólo 2,5 millones de habitantes, se caracteriza por su baja densidad de población, su envejecimiento, su regresión demográfica y el predominio de las zonas rurales. Aproximadamente la mitad de la población es rural y sólo el 7% trabaja en la agricultura, aunque este porcentaje puede llegar al 80% o incluso al 100% en muchas pequeñas comunidades rurales.
El patrón de asentamiento actual, claramente disfuncional, consiste en un elevado número de núcleos de población, muy superior al esperado por el número de residentes. Muchos de estos núcleos no han desaparecido del todo gracias a la renovación de inmuebles y a la construcción de nuevas viviendas fomentadas por la (escasa) llegada de nuevos habitantes y la afluencia (masiva) de residentes temporales. Sin embargo, existe una evidente dualidad rural entre las zonas periurbanas y el resto del territorio.
Ya a finales de la década de 1990, el término «nueva ruralidad» comenzó a utilizarse como manifestación del proceso de transformación de las áreas rurales (Cloke, 2005; Rauch, 2014). La expresión se apli- ca a un entorno rural con un nuevo paisaje social, en el que cohabitan «nuevas y viejas políticas, nuevos y viejos actores, nuevas y viejas formas de relación social, nuevos movimientos sociales…» (Barrio, 2013, p. 123), que están estrechamente vinculados a nuevos procesos y actores.
